INDECOPI ya tiene un plan en marcha para sancionar a aquellas empresas que incurran en ‘greenwashing’. (Foto: Agencia Andina)
El concepto de desarrollo sostenible, originado en el Informe Brundtland de 1987 publicado por la Comisión Mundial sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo de la ONU, se enfoca en asegurar que las actividades económicas consideren los aspectos económicos, sociales y, con un énfasis significativo, los ambientales. Su principal objetivo es satisfacer las necesidades actuales sin comprometer las necesidades de las generaciones futuras; es así como, con el paso de los años, la sostenibilidad ha comenzado a recibir una atención particular en muchos aspectos de nuestras vidas.
La búsqueda de productos con este enfoque es una realidad para las y los consumidores, ya que el cambio climático y sus consecuencias se han vuelto evidentes. Además, existe una creciente conciencia ambiental con relación a las acciones que tanto Perú como el mundo deben emprender para adaptarse y mitigar estos problemas ambientales. Este cambio ha convertido a un gran grupo de consumidores en “consumidores verdes”, quienes tienden a ser más exigentes en cuanto a los aspectos ambientales de los productos que consumen y demandan una mayor transparencia en lo que respecta a la responsabilidad ambiental de las empresas que les proveen estos. Los “consumidores verdes” confían, o pretenden confiar, en lo que leen en las etiquetas o en las atribuciones ambientales que se les proporcionan a dichos productos.
Sin embargo, hay casos en los que las empresas que venden estos productos los engañan. Un ejemplo es el “Dieselgate”, un fraude llevado a cabo por Volkswagen con relación a las emisiones contaminantes de sus automóviles, debido a que utilizaron ilegalmente un software para alterar las verdaderas emisiones de estos, las cuales no eran verdaderamente amigables con el ambiente como se publicitaban.
Por otro lado, podemos encontrar un ejemplo a nivel local en la campaña publicitaria realizada por agua San Luis, la cual tenía como objetivo fomentar la creación de áreas verdes a través de la venta de botellas de su producto, que son plásticos de un solo uso. Desde la perspectiva del consumidor, esta iniciativa podría haber llevado a un aumento en la compra y el consumo de estas botellas, lo que, a su vez, habría generado una mayor producción de botellas plásticas que por su naturaleza no son amigables con el ambiente.
A estas prácticas en la publicidad ambiental se le llama greenwashing y, de acuerdo con la Guía de Publicidad Ambiental del INDECOPI, es una estrategia publicitaria en la que se pretende engañar a los consumidores al afirmar que ciertos productos o servicios son más beneficiosos o menos perjudiciales para el ambiente de lo que realmente son; esto puede implicar exagerar o distorsionar sus beneficios ambientales, hacer afirmaciones que no pueden ser verificadas, son irrelevantes o simplemente falsas.
De esta forma, Perú ha asumido un papel crucial al establecer pautas y métodos para que las empresas que ofrecen productos puedan garantizar que estos realmente contribuyan a la sostenibilidad que los consumidores necesitan y, de esta manera, se busca prevenir prácticas perjudiciales, como el greenwashing, que no generan una contribución real al medio ambiente y la sostenibilidad de este.