Solidaritas Perú promovió diversas actividades para promover la organización de los empresarios de Espinar. (Foto: Solidaritas Perú)
De la Teoría U, promovida por Otto Scharmer, me llaman la atención dos principios: el primero “aprender del futuro a medida que surja” y el segundo que habla sobre el liderazgo, donde afirma que lo importante no es “la creación de seguidores, sino la creación de otros líderes”, al que agregaría: “la puesta en valor de otros líderes”.
En Perú, como en muchos países de nuestra región, los problemas cada vez son más complejos, llenos de desafíos geográficos, sociales, ambientales y económicos a los que se suman los desafíos globales como la crisis climática, las desigualdades, la corrupción institucionalizada y la falta de confianza en las instituciones, lo que nos exige nuevos paradigmas y liderazgos que respondan a las actuales necesidades.
El liderazgo, entendido como la relación jerárquica donde el poder se concentra en pocas manos y son estos líderes-caudillos quienes dirigen el destino del territorio bajo su única visión de desarrollo, va quedando en el pasado para dar paso a liderazgos articulados al desarrollo, al bien común, a prácticas sostenibles con el ambiente y al respeto por la diversidad en su definición general (a la cultura, a la opinión y la condición de las personas).
Hoy, en los territorios existen líderes en potencia que provienen de las bases jóvenes, de mujeres, emprendedores, empresarios, iglesias y cultos, entre otros que exigen propuestas más inclusivas y colaborativas, capaces de movilizar el potencial colectivo de diversos actores. Por lo tanto, un nuevo enfoque de liderazgo debe estar orientado a la capacidad de empoderar a nuevos líderes que puedan gestionar el presente y los posibles futuros con una visión de largo plazo centrada en el bienestar común.
El año pasado, a través de una propuesta que llamamos PRODESARROLLO Escuela de Emprendimiento y Liderazgo, bajo la metodología IMESUN de la OIT, trabajamos con emprendedores locales a 4,000 m.s.n.m. en un territorio con alta volatilidad y complejidad social, donde muchas voces eran acalladas por el ruido propio de las relaciones de poder ejercidas en espacios con agendas políticas, sociales o económicas propias. Aquí, los emprendedores que querían visibilizar sus problemáticas y propuestas no encontraban un espacio en el escenario público, copado por discursos que no aceptaban competencia y agendas que no admitían enmiendas.
Fue un trabajo arduo el convencer y construir una identidad colectiva de los emprendedores locales, quienes estaban ávidos por distanciarse del ruido político y la pugna de poderes locales, para primero dejar de verse como competencia, y luego, verse como aliados, uniendo sus voces para ser escuchados y articular propuestas desde una visión de desarrollo.
El temor de algunos de los participantes era ser identificados como empresarios y no como emprendedores, porque el empresario-empresa, en este contexto, está asociado a una persona o entidad que solo busca sacar ventaja económica con sus acciones. Pero ¿quién es un empresario local? No es otra cosa que un emprendedor que creció y mejoró sus procesos, puso en riesgo la unidad de su familia y, a pesar de lograr algo de estabilidad económica, sigue luchando día a día.
Hoy los emprendedores y empresarios, hijos propios y adoptados de este territorio, se encuentran organizados a través de la Cámara de Comercio de Espinar (Cusco – Perú) y tienen una voz propia, nuevas ideas y propuestas articuladas al desarrollo, porque sus acciones no buscan una ventaja económica, ya que están convencidos que el desarrollo y crecimiento de su provincia les brindará las condiciones necesarias para su despegue empresarial.
La Cámara de Comercio de Espinar (CCE) es un buen ejemplo de promoción de liderazgos y organización de los emprendedores con visión de desarrollo y rostro humano que, en lugar de ser vistos como empresarios insensibles, deben ser identificados como ciudadanos que han asumido el riesgo de realizar una inversión económica a través de un negocio, sin descalificarlos para el ejercicio ciudadano de participación, opinión y planteamiento de propuestas de desarrollo de un territorio al que ellos también pertenecen.