Pampa de Ayacucho. (Foto: Agencia Andina)
Tras los trabajos de investigación realizados por un equipo de expertos liderados por la directora del Instituto Qltura de la ONG Solidaritas Perú y reconocida arqueóloga, Milena Vega Centeno Alzamora, en la pampa de Ayacucho, las expectativas de esta primera etapa causan optimismo en el grupo de profesionales para mostrar muchas cosas relevantes en el campo de batalla donde se selló la independencia de toda América del Sur un 9 de diciembre de 1824.
La importancia de seguir investigando esta sagrada pampa patriótica, donde se puso fin a 333 años de dominación española gracias a gallardos soldados de casi todos los países de Suramérica, motiva a los expertos a estar convencidos que este lugar tiene mucho más por mostrar al mundo.
Pero sabemos poco del importante proceso de “posbatalla” y de cómo fue el paisaje donde se escenificó el histórico choque. Y esto es precisamente la fuente de inspiración para las investigaciones que realiza el equipo liderado por Milena Vega Centeno, experta en arqueología de campos de batalla: “Se ha investigado desde el punto de vista histórico y también de historia militar, pero existen aspectos que desconocemos, como la existencia de vestigios anteriores a la batalla (caminos prehispánicos y asentamientos), la localización de los campamentos de los ejércitos beligerantes y su estado de conservación, así como la serie de eventos ocurridos posbatalla como el entierro de los cadáveres, aspectos de la conmemoración histórica y en general el proceso de la transformación del paisaje bélico a lo largo de estos 200 años”, revela la arqueóloga cusqueña.
Parece que la toponimia referida a “rincón de los muertos” está vinculada a una antigua batalla que, según la tradición oral, enfrentó a incas y chancas. Y Vega Centeno confía en hallar las evidencias de esta antigua batalla. Para esto, reconoce el apoyo vital del personal de Sernamp, el aporte financiero de la ONG Solidaritas Perú y la disposición logística de la empresa Electrocentro.
Gracias al uso intensivo de drones y cámaras térmicas (colaboración de David Segurado y la empresa Linn Aerospace Perú), Vega Centeno revela que “los hallazgos han sido sorprendentes e inesperados”. Por ejemplo, se pudo comprobar que el virrey La Serna eligió un lugar estratégico para instalar su campamento militar: en las faldas del cerro Condorcunca, donde justamente se hallaron restos de un asentamiento prehispánico. “Desafortunadamente, toda el área está ocupada por un denso bosque de pinos que afecta la conservación de los muros y que imposibilita poder definir su datación”, sostiene.
Gracias a estas investigaciones se ha confirmado que aún se conservan las bases de la capilla San Cristóbal, destruidas durante las obras de inauguración del Obelisco en 1974, con motivo del sesquicentenario de la batalla. “Esta capilla fue designada como lugar donde estuvo emplazado el único cañón del Ejército Unido Libertador. También hemos identificado los restos de la capilla Choquepampa y un posible osario, pero se debe cotejar con excavaciones arqueológicas. Finalmente, hemos hallado muros prehispánicos y los dos ramales de los caminos prehispánicos que surcan el campo de batalla y que fueron utilizados por ambos ejércitos”, agrega la arqueóloga.
“Por todo esto, y en el marco de las celebraciones del bicentenario, el próximo año, se debe efectuar la puesta en valor del sitio y no solo enfocarse en el monumento conmemorativo. Estamos planificando nuevas excavaciones arqueológicas y rescate de los restos óseos”, explica Vega Centeno.