Entrega de ayuda a ollas comunes a través del programa Adopta una Olla Común durante la pandemia por COVID 19. (Foto: Solidaritas Perú)

Las lluvias, huaicos y deslizamientos que azotaron al país a inicios de año por el ciclón Yaku, amenazan con repetirse en un nuevo fenómeno denominado Mega Niño, situación que trae consigo destrucción y afectación a poblaciones, despertando el gran sentido de solidaridad de muchos peruanos que se organizan para ayudar.

Sin embargo, muchas veces, nuestro sentido de solidaridad se activa tratando de dar respuesta únicamente a las necesidades más visibles, las que muchas veces suelen ser cubiertas rápidamente por el Estado.

En los últimos desastres asociados al ciclón Yaku, se organizaron albergues temporales donde se habilitaron carpas para los damnificados, sin embargo, adicionalmente se tuvieron que habilitar carpas especiales para las donaciones de toneladas de ropa usada que, en su mayoría, se entregaron sin clasificar y en mal estado. Del mismo modo, desconociendo que el sistema de Defensa Civil entrega camas armables con colchones, algunas donaciones recurrieron a entregar lo mismo, generando enfrentamientos entre los beneficiados, así como la donación de verduras a un albergue temporal que no cuenta con implementos para utilizarlas ni guardarlas, iniciando una rápida descomoposición.

Por lo expuesto, es necesario reflexionar sobre la calidad y pertinencia de la ayuda que queremos brindar. A continuación, te daremos algunas recomendaciones para que tu ayuda cumpla con los objetivos que te has propuesto.

1. Diagnosticar todas las necesidades

Frente a un desastre natural, es común que las primeras necesidades sean alimentación y abrigo, que por lo general son atendidas por el Estado u organizaciones locales como la iglesia; sin embargo, debemos identificar otras necesidades como aseo personal, limpieza, medicamentos, productos de cuidado personal, ropa interior, etc.

Debemos saber que los afectados confinados en campamentos temporales no contemplan espacio para el uso del tiempo libre, actividades familiares, etc.; haciendo que la vida en las pequeñas carpas se torne monótona, lo que puede generar que las familias regresen pronto a los lugares afectados.

2. Identificar a los afectados

En momentos de necesidad no tardarán en aparecer personas que quieran aprovecharse del momento, “infiltrándose” como afectados, reduciendo la ayuda recibida a los que realmente la necesitan. En estos casos, la elaboración de padrones o listas de damnificados es una gran alternativa para poder tener en cuenta a los reales afectados.

3. Apoyar en la organización de los afectados

Pocas veces encuentras colectivos organizados para enfrentar a una situación que demande ayuda externa, debido a lo cual es importante ayudarlos a organizarse y elegir a representantes para que sean ellos mismos los que identifiquen a los afectados y retiren a quienes se quieren aprovechar de esta situación. Son estos líderes quienes ayudarán a canalizar las ayudas.

4. Alianza con actores locales

No existe mejor persona para transmitirnos la realidad de los afectados que ellos mismos, pues nos ofrecerán las sensaciones y necesidades de primera mano, sin pasar por interlocutores que puedan afectar el mensaje; aunque también es importante buscar aliados locales que conozcan mejor la realidad a intervenir, como puede ser la iglesia local, organizaciones vecinales o personas referidas que permitan optimizar la ayuda

5. Definir el tipo de intervención

Usualmente, la ayuda que las personas o algunas instituciones brindan es algo puntual que se entrega por única vez, lo que permite superar por un momento la crisis, a lo que podemos llamar caridad; sin embargo, es necesario reflexionar en la necesidad de realizar otro tipo de intervenciones que puedan permitir sostener la ayuda por mayor tiempo, proponiendo alternativas para mejorar la calidad de vida en los albergues temporales o reconstruir sus vidas luego.

Debemos reconocer que toda muestra de solidaridad es importante, pero toda ayuda debe partir de las necesidades de los afectados que, muchas veces no requieren lo que tenemos de excedente. Solidaridad sí, pero con objetivos y propósitos.